La disciplina de un guerrero

Un buen operador, deberá ser un pensador, con la visión de un soñador y el coraje de un guerreo.

Todo operador deberá de conocer cuando debe de operar y cuando debe de estar ausente del mercado. Las causas y motivos pueden ser muy diferentes; catástrofes naturales, temas políticos, económicos o noticias que puedan hacer fluctuar los precios mas allá de lo razonable. En tiempos de incertidumbre, los activos mundiales de riesgo, tienden a aumentar o disminuir con virulencia. Como consecuencia, los mercados son  mucho más sensibles e inestables, lo que dificulta la operativa tendencial, y las estrategias del Trading son muy complejas.

Los Bancos de Depósitos de títulos, las grandes Gestoras, los grandes Fondos. En ese lugar, ahí en ese lado, hay profesionales super preparados, que ganan muchos miles de $ al mes, para preparar esas máquinas que trabajan sobre algoritmos matemáticos, sobre la base de las emociones humanas, el miedo, la codicia, la uforia, el pánico. Esas entidades son las que dirigen esas máquinas pueden provocar desplomes o subidas en los mercados en momentos muy puntuales. Provocando la masacre de “corderos inocentes”.

Nosotros estamos bajo el control de esas máquinas que  dan y quitan posiciones en fracciones de segundos, contra las que no podemos luchar, solo acompañarlas en sus movimientos en la direccion que ellas tomen.  Para obtener una micro tendencia o una tendencia mayor.                            Ese comportamiento de los sistemas informáticos, hacen que los participantes del día a día en los mercados, deberían de evitar  entrar en los momentos inestables del mercado, ya que las fluctuaciones son demasiado riesgo para todos. Sin posibilidad de preveer una posible dirección del precio, ante la magnitud que pudieran tener los variables movimientos del mercado. Y la mejor decisión es, mantenerse al margen del mercado en ese momento.

Nuestro capital es nuestra herramienta de trabajo, si esta se debilita o disminuye más de lo normal, nos impedirá el trabajo futuro con una soltura o volumen suficiente, para reconocer esas buenas operaciones tendenciales que pudiéramos realizar en el futuro.    Debemos de soñar con el futuro, como un éxito posible de conseguir. Siempre tendremos que soñar, pero los sueños solo se realizan si las decisiones son apoyadas por la disciplina de un guerreo. Es indiferente si ganamos, pero no podemos saltarnos las normas y su rigidez, y mucho menos en esos tiempos de peligro.

Los viejos guerreros, los viejos luchadores, ponían la disciplina por delante que el valor, y ésta antes que conseguir el objetivo. Nuestros deseos son los objetivos, las operaciones que se han de realizarse con las máximas garantías de éxito. Soñadores con el coraje de un guerrero, deberíamos de ser. A partir de ese momento, el éxito nos pertenece por nuestro esfuerzo y trabajo.                                                                  Ese debería ser nuestro gran sueño. Para estar en la tendencia de los mercados, y estar ausentes de los mismos,  cuando el riesgo es evidente, para  que nuestra mente solo lea las oportunidades ganadoras, y no nos debilite o engañe con los bruscos movimientos de las noticias, que forman las oleadas de ventas o compra, en pánico.

Que un banco, o un Fondo se vaya a la deriva, y se comporte como un maniaco depresivo, por un acontecimiento político, en unos días o semanas, no debería tener ninguna repercusión en  la tendencia mayor del mercado. Nosotros solo buscando en el menor riesgo, para obtener una mayor recompensa,  así seremos unos buenos operadores.

Cuando todos hemos sido tocados por la daga del mercado, cuando todos nos hemos equivocado, y perdido la riqueza que teníamos, y con ella parte de nuestros sueños. Cuando nos hemos dejado aconsejar por terceros, hemos fracasado. Pero cuando hemos visto y dicho ¡¡Estoy equivocado!! Es cuando empezamos a volver a tener la mente de un soñador.                                                                                              Siempre son terceras personas las que nos llevan al desastre. Cuando confías en algún amigo, que te ofrece multiplicar la riqueza por cien, cuando tu entidad financiera te miente como un bellaco, ”ven esto es lo mejor para ti” “con nosotros triunfaras”. Pero lo que en bueno para un Banco, es malo para uno. “Únete a nosotros como cliente preferente, dicen”. Es entonces cuando se dice NO, entonces se tiene la visión de un soñador y el coraje de un guerrero. Y la palabra NO siempre es la mas acertada.

En caso contrario, cuando se acepta, todo esta perdido y entonces, en ese momento es cuando comienza el calvario, mas bien una crucifisión. Se ha entrado en la cueva de los “bandoleros”, del “Mercader de Venecia” donde nuestro destino ya no tiene valor.                                                  La bolsa es un sueño para todos, pero cuando despertamos de él, podemos encontrarnos fuera del colchón, sobre el suelo, ya sea de terrazo, de piedra, o madera,  pero sí en pelota picada.

Cada uno, cada operador, cada trader, hace de la misma capa su particular sayo; cada trader ve su propio gráfico, y hace su destino. Del pasado se aprende como funciona este mercado llamado financiero, o cuando se quiera despertar, estará caminado con lágrimas en los ojos bajo la lluvia. Ya, que nada más tendrá.

Sí, un título, una acción, es el mismo papelito para todos. Todos vemos el mismo gráfico del mismo título, pero no todos igual, unos lo ven en una posición determinada y otros girándolo 180 grados, de ahí­ sus diferentes sayos, cortados todos ellos del mismo paño.

Pero al final todos coinciden en lo mismo, en un despertar en el suelo, sin nada y sin capa que les oculte de aquellos, quienes les dieron sus consejos, y a los que siguieron.

© The Elephant 19/6/2016                  Barreales