Nací en una tierra seca de carácter y fría de clima, donde la Legión VI Victrix  asentó su campamento. Quise cambiar de las tierras frías de las parameras llenas de mares de trigales mecidos por el viento, por otras tierras de climas más cálidos y mares de verdad, donde el agua fuera infinita, para escuchar su murmullo como un camino sin fin hacia la libertad personal, para soñar con los viejos dragones marinos surgidos de la profundidad de sus aguas, para buscar en ellos las estrellas del mar que iluminaran nuestra vida.

Es el mar quien da calma a esta alma impaciente, que apacigua el estrés que produce el mercado, de la toma de decisiones rápidas. De ese mar es de donde salen las ideas, donde se reponen las fuerzas de las heridas del trading  y de la vida. En ese clima cálido es donde vivo; posiblemente el mejor clima del mundo, Canary Islands.

A los 18 años hice mis primeros pinitos en la bolsa con mayores resultados de los que deseaba, tan grandes fueron que mi vida cambio desde ese momento. Este hecho hizo que dejara atrás a la familia y los sueños de ese entonces que eran las cosas que más quería, para entrar en una vida de cambio y de aventuras. Me caí tres veces y me levante otras tres veces más. Ahí en el suelo comprendí y empecé a saber lo real de las cosas y el valor del dinero, de la independencia personal y de la verdadera lealtad.

Todos tenemos aficiones y las mías hacen que; La lectura comenzó en mi tierna infancia con las  “Aventuras de Tom Sowyer” desde ese entonces puede ser un vicio, quizás una pasión.  Me encante el mar en su grandeza, en sus movimientos y navegar en busca de los destellos de la luna o del sol. La magia de la música en la voz de Sissel Kyrkjebø, en “Adagio”, es un recuerdo profundo de tiempos pasados. Por eso, siempre opero con música y el placer de la música viene de mi afición a las discotecas y salas de fiestas. El teatro fue y es, donde se representa la verdad y parte de la mentira, su arte, sus parodias y sus sueños. En esos lugares he pasado la mayor parte de mi juventud.  

No es una afición, es una profesión que me apasiona el Trading,  tanto o más que el murmullo del mar.
Me dedico al trading 10 horas al día, soy trader profesional, es decir operador en los Mercados Financieros. Profesión dura, terrible, extremadamente arriesgada, donde la mente está todo el día luchando contra la razón del sentido común. Intento que la razón prevalezca en mí y que el mercado no me haga perder el sentido común.
                 
¿Que siento ante el mercado? La respuesta sincera es: ¡No lo sé! Todo lo que tenía que haberme pasado ya me ha pasado. Cuando a los 18 años te crees un dios, es que estas equivocado. Cuando a los 28 años puedes soñar con tener un gran velero y navegar por todos los mares del mundo, puedes estar equivocado. Cuando pasas de los 40, las cicatrices de la vida y del Trading te han dejado huellas que marcan tu cuerpo y tu mente de por vida, y… es que has recorrido un largo camino; que solo has cometido errores, adquirido experiencia y a consecuencia de esos hechos, ya no sientes temor, solo eres prudente y aplicas la experiencia adquirida.

Todo comenzó de muy joven, cundo tuve la suerte de ser educado para el uso de la inteligencia como esfuerzo del trabajo, me prepararon para integrarme en las entidades financieras que se estaban fundando, con el sueño de de ser como D. Alfredo Excámez, que llego a presidente de un banco nacional. Los estudios realizados de derecho mercantil, del manejo tradicional de las entidades bancarias, del calculo mercantil, del interés compuesto, del método hamburgués para tener conocimientos suficientes de cómo funcionaba una bolsa.

Mi primer entrada el primer acierto. Cierto día un director de una entidad financiera, que me conocía desde años me pidió que el dinero depositado en otro banco lo pusiera en el suyo con fuertes ventajas en un fondo para la creación de industrias, mientras yo seguía estudiando. Cual sería mi sorpresa cuando en menos de un año ese importe se multiplico por diez. Ahí fue donde cambio mi vida, joven con dinero y con una experiencia limitada, mi vida varió en aquello que todos los jóvenes hacemos a esa edad. Pensar que el mundo nos pertenece por derecho propio. El dinero se gasto en su mayoría en aventuras. Pero siempre supe multiplicarlo y aplicarlo en negocios más que rentables. Me caí y me levante, fue la primera vez.

Entraba en la bolsa por puro instinto de tendencia. Cuando la invasión de Kuwait y el mercado se derrumbo, hizo suelo. Cuando la primera bomba exploto para la recuperación del país, compre todo mi capital en distintas acciones. El resultado fue uno de los mas alentadores que he tenido. Igualmente ocurrió con el golpe de estado en Rusia, este caso después del derrumbe del mercado. Con el primer cañonazo contra su parlamento emplee todo mi capital en la compra de acciones a la espera del rebote hasta la tendencia principal, en poco tiempo el mercado estaba en su punto anterior a la caída. En otros accidentes políticos y económicos hice lo mismo, compraba en el suelo a la espera de la recuperación en el momento oportuno. Mi instinto me decía que una tendencia continuaba en su movimiento principal hasta la ruptura de la misma. Todas las caídas o derrumbes no cíclicas siempre tendrán el rebote en la tendencia principal.

Es todavía es recordado por algunos ex trabajadores del Banco Vizcaya, mis ataques a la peseta contra el marco. Parecía lógico saber cuando iba a ser devaluada, solo con mirar la tabla de exportaciones y los balances contables del Estado, este acontecimiento se conocía con un tiempo aproximado. Fueron años de gloria, fueron años de no tener ningún fracaso, hasta que este asomo a mi vida como algo imprevisto.

El mayor fracaso de todos y… el dolor llego con la mayor caída de mi vida. Por medio de un director de una entidad financiera, me propuso como cliente preferente de su entidad, para entrar con ellos en negocios en operaciones CODI. Que los dioses castiguen a esos iluminados en la misma caldera que a Judas, por presumir de saber del Forex y de Divisas. Ese fue mi gran error, confiar en terceros. Entre en negocios con unos necios que no sabían nada de bolsa, solo sabían cobrar comisiones, como hace la banca tradicional.

Entramos largos en dólar contra pesetas, cuando este estaba en máximos 145,74 pesetas $. La apuesta era grande muy grande…..ptas, la segunda apuesta era grande…. pesetas y las dos siguientes fueron aportaciones de un tercio de la apuesta, para reponer garantías y días después un diez % para más garantías.

Rompí mis principios, rompí todo, me rompí yo. El mercado bajaba y yo compraba, la ignorancia estaba instalada en mi mente, estaba contra tendencia y mercado. El nerviosismo aparecía en todo mi cuerpo, no dormía lo suficiente, no comía, mi estómago no admitía ni un té, y el precio bajaba, mi carácter se trasformaba. Aquel triunfador, ya no era tal.

Mi familia lo notaba, mis amigos lo notaron y yo, era consciente de que iba al precipicio. Perdí la sonrisa, perdí peso y perdí la confianza en mi mismo. No era yo, era un estúpido engañado con consentimiento propio.

Cuando un día mi mente no pudo aguantar más, a las siete de la mañana me dirigí a la entidad financiera en la planta séptima, donde estaba ese tipo que se decía experto del Forex, un imbécil con corbata que decía de si mismo conocer las divisas. Me dirigí a él y le dije. Vende todo a mercado ahora. Lo vendió y ví, como yo mismo desplome parte del movimiento en unos momentos.

Cerrada la posición me dirigí al ascensor para bajar. Me sentí libre, se me había quitado una tonelada de peso de la espalda, había desaparecido aquella terrible angustia que me impedía pensar y dormir, aquel terrible dolor al no poder decir a mi familia la verdad. Después de la venta podía volver a pensar que algún día podría volver a sonreír. Que podría comenzar de nuevo.

Llegó el momento de dirigirme a casa. De todo lo que yo me esperaba, surgió lo contrario. Mi mujer estaba en una estancia en la que siempre leía y me dirigí a ella. Estaba seria como desde hacía algún tiempo y le dije; Mujer he perdido todo el dinero en una operación de dividas. Me miro y sonrió, me abrazo con fuerza y me beso durante cierto tiempo. Que sorpresa, yo esperaba lo contrario. Mientras me besaba me dijo “menos mal, menos mal que has perdido el dinero, pensé que  me ibas abandonar”. Nadie nunca podrá definir el dolor que se siente al escuchar palabras que expresan sentimientos, suaves y tiernas que pudieran hacer tanto daño, al comprender lo que se siente al traicionar a los suyos. Me sentía como el traidor, como un cobarde estúpido, por no usar el intelecto que tenía. Me sentí derrotado por un abrazo, por un beso. Ahí comenzó lo que a todos los traders nos pasa. “la euforia y la depresión” para mí fue esta última.

Deseaba acostarme y taparme para que nunca más amaneciera. Pero amanecía y nuevamente salía la claridad del día. Y.. aquella mujer que me dijo ”quiero vivir mi vida a tu lado” cogía mi mano y me llevaba al mar a bañarme, a pasear por los riscos, a buscar cangrejos, que la brisa del atlántico me diera en la frente para que volviera a ser lo que siempre fui. Ella, me devolvió la esperanza en mí mismo, al recuperarme del dolor de una traición hacia los míos.

Ahí, toque fondo, ahí jure que jamás sería engañado, que usaría el intelecto como base para el éxito, ahí prometí venganza eterna. Y sigo manteniendo mi promesa.

Decidí conocer el porqué me había equivocado. No comprendía que una persona preparada como yo en lo económico, había sido derrotado por el propio mercado. La respuesta es bien sencilla. Sabía de economía, de derecho mercantil, de empresas. Pero no tenía la más mínima idea de lo que era la bolsa.

Los aciertos del pasado fueron golpes de suerte, no fueron de conocimiento. Entonces decidí aprender la verdad del mercado, para ser el mejor, para tomarme mi revancha, en lo económico y en lo emocional. Para ello, durante seis largos años, desde el año 1.991 hasta el año 1.997realice todos los estudios posibles, hice diecinueve cursos con uno de los mejores analistas técnicos, para conocer y comprender el posible movimiento del mercado. Estuve con los mejores Traders, para conocer su forma de operar. Aprendí análisis técnico a la perfección, lo domino como el que más, pero no aprendí a operar.

Solamente se aprende a operar, cuando se opera, cuando se entra en el mercado y no se siente temor, cuando la confianza en uno mismo, es casi el propio mercado. Cuando durante diez años, aplicas el conocimiento y la experiencia adquirida en el mercado puro. Cuando pasan por tus ojos 20.000.000 de gráficos y 10.000 horas operando en el mercado. Cuando se asumen las peñas pérdidas y se intenta tomar los grandes movimientos del mercado. Entonces es cuando aprendes del mercado o este te derrota en las 100 primeras horas. 

Desde esas fechas solo opero en los mercados, aprendiendo de mis errores, corrigiendo mis fallos, modificando mi criterio constantemente, como una marea sin fin. Hacemos 3 o 5 entradas diarias en futuros y me mantengo en las micro tendencias, o en tendencias medianas. Me mantengo en tendencias mayores solamente en las empresas. Son muchos los días, son muchas las horas y demasiados los gráficos que pasan por mis ojos. Por puro instinto los detecto, por puro instinto entro en el mercado en una fracción de segundo y en la misma fracción de segundo salgo, si la posición no va en la tendencia prevista.

Este soy yo. Que puede y debe dejar algo de mí a los demás, algo que les sirva para no tener las experiencias tan desagradables como fueron las mías, de estar en el error, como yo estuve. Para aprender a estar en el mercado en la tendencia correcta.

Barreales